04 septiembre 2006

El topo de Izara


Hay topos en todos en todos los pueblos, pero el de Izara debe ser muy grande o tener familia numerosa. La cosa no va de reportaje natural sobre la vida de estos deficientes visuales, sino más bien sobre su capacidad para horadar la tierra. Bueno, en este caso el alquitrán. Uno puede ir a Villacantid por muchos lados, pero si opta por la ruta de Izara debe saber que discurrirá por un tramo que nada tiene que envidiar a las maltrechas carreteras libanesas. Pronto empezarán a asomar los canguros o algún que otro viandante ávido por la práctica de la escalada libre. Lejos de la cierta ironía y exageración que se mezclan en estas líneas, la realidad es más que palpable, incluso para aquellos que circulan con sus bicis de montaña (eso, eso, de montaña. Como para pasar con la de corredor).
Pero los topos no están solos. Tractores y sobre todo quitanieves deterioran año a año un vial cuyo nacimiento ya estuvo viciado. ¡Señores!, que estamos en Campoo y aquí con un poco de piedra y una capa de asfalto no se arreglan las cosas.
PD: No por mucho correr se llega antes. Hay agujeros para todos.

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